20/12/15
2.000 salvadoreñismos en el nuevo diccionario de la RAE
El pasado viernes 27 de noviembre, en el marco del 140 aniversario de la Academia Salvadoreña de la Lengua, el director de la Real Academia Española presentó el paquetazo de nuevas palabras aprobadas y sugeridas por la institución. Entre ellas, un puño de expresiones distintas provenientes de América. La vigésimo tercera edición del DRAE es la más extensa en su historia, con 93 mil 111 entradas publicadas, y entre ellas destacan las palabras para nombrar unos 2 mil volados salvadoreños.
El evento estuvo presidido por Darío Villanueva, director de la RAE, quien aseguró que “representa un cambio absolutamente trascendental” porque se trata de la primera construida digitalmente, ya que hasta entonces se habían utilizado los recursos informáticos para hacer el diccionario que iba a ser un libro.
Han pasado trece años desde la última vez que la Academia que “limpia, fija y da esplendor” al español publicó un diccionario que actualizara las acepciones de las palabras que utilizamos a diario para comunicarnos, así como para ponerse al día con los términos de las nuevas tecnologías, jubilar las desfasadas y sacar de sus páginas el sexismo. En esta nueva edición hay espacio para frikis, blogueros, hackers y amigovios; se ha incluido que el matrimonio ahora también puede ser entre dos personas del mismo sexo, y se dejaron por fuera las concepciones de que ser gallego implica ser tonto y tartamudo, así como que “conocer carnalmente a una mujer” es sinónimo de gozar.
El espanglish también ha sido retomado en las 22 academias que existen en hispanoamérica, quienes decidieron superar el impasse adaptando una grafía en español para establishment, tuitear y tableta, mientras que sugiere el uso en cursiva de otras como affaire.
¿Pero de qué depende la constancia con la que se publica cada nueva edición? Pasó más de una década para que la RAE fijara postura sobre el idioma de manera oficial. Al respecto, Villanueva, quien tomó posesión como director de la institución el 15 de enero de este año, pide que no se pase por alto que en todo ese tiempo, además de tener sobre la mesa la discusión de esta actualización, se han publicado el Diccionario del estudiante y el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la Nueva gramática de la lengua española (2009) y la Ortografía (2010). “Todo depende de la complejidad de los trabajos. (Y) puede creerse que esta vez nos hemos demorado mucho, pero hay que entender que entre medias hicimos todo eso que nos distrajo de concentrar todos nuestros recursos en el diccionario”.
Sobre la importancia de hacer una presentación cada vez que se publica una nueva edición, la escritora y académica Carmen González Huguet explica que tanto el trabajo de la RAE como la coordinación con la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) implica un gran esfuerzo por conservar la unidad de la lengua, un activo que no comprendemos toda la dimensión que tiene”. La importancia va desde lo económico hasta la movilización por los países de hispanoamérica, ya que “desde el punto de vista económico, facilita las relaciones comerciales. Eso tiene un valor económico de millones de dólares. Pero no solamente eso, sino que podemos viajar desde Norteamérica hasta el cono sur sin cambiar de lengua”.
Esta es la segunda vez que un director visita la sede de la Academia Salvadoreña de la Lengua. Ya en 2004 lo había hecho Víctor García de la Concha, para inaugurar la antigua casa Dueñas como la Casa de las Academias, que fue restaurada, en mayor parte, por España. Y aunque es la primera vez que se presenta en San Salvador la actualización de la ópera prima de la Real Academia, el inmueble también fue escenario de la presentación en sociedad del Diccionario de americanismos en 2010. De las 19 mil palabras que lo conforman, cerca del 10 % son salvadoreñismos. Y eso no es ninguna casaca.
13/12/15
Pelicula “El pasado no es historia”
Y continuando con el artículo anterior, hoy les ofrecemos el documental:
El Pasado No Es Historia from Richard N Duffy on Vimeo.
El Pasado No Es Historia from Richard N Duffy on Vimeo.
8/12/15
Articulo “El pasado no es historia”
La guerra civil contada por los campesinos
Sin la memoria de los campesinos no se puede escribir la historia de El Salvador. El equipo que trabajó en el documental “El pasado no es historia” habla a tres voces sobre la importancia de usar evidencia visual, testimonial y memorial para rescatar la memoria histórica de la guerra civil y dejar un legado de historia de resistencia. Articulo publicado en El Faro el 30 de noviembre de 2015.
En agosto y septiembre de 2014 Jenny Pearce, profesora de Política Latinoamericana en el Departamento de Estudios de la Paz de la Universidad de Bradford, Inglaterra, y el fotógrafo profesional Mike Goldwater regresaron a Chalatenango. Habían estado allí 30 años antes, en 1984, durante la guerra civil Salvadoreña. El viaje del 84 tenía como meta construir una historia oral del movimiento campesino de Chalatenango e investigar el papel de los campesinos en el proceso revolucionario. Mike tomó fotos y Jenny escribió un libro que se publicó en 1986: Tierra Prometida: Rebelión Campesina en Chalatenango El Salvador (London: Latin America Bureau). El libro nunca fue traducido. Fue una investigación que se podría llamar “extractiva”, escrita para audiencias internacionales.
Estas reflexiones de Benjamin me acompañaron cuando trabajamos con el Museo de Memoria Sobreviviente de Arcatao para celebrar conversatorios en Arcatao, Las Flores y Las Vueltas. Lo que hicimos fue excavar juntos las memorias de los campesinos que no tienen acceso a medios para recordar sus historias; muchos no pueden escribir o leer muy bien, pero tienen una capacidad intelectual y conceptual muy fuerte. Su historia es muy importante para que el país dé valor no solamente al sacrificio de sus vidas y las de sus seres queridos para transformar sus condiciones de vida, sino también a su aporte positivo a la vida política y social de El Salvador.
Por eso se trabaja en la construcción del museo, el libro, exhumaciones, y el santuario de los mártires donde descansarán los restos de los exhumados. Este reencuentro de los familiares con sus seres queridos sirve para una reparación moral así a las víctimas. Con estos esfuerzos estamos construyendo la historia desde el Comité de Memoria. Y con estos objetivos estaremos dando a conocer a las nuevas generaciones lo que pasó en nuestro país y lucharemos para que no se vuelva a repetir, porque quien sufre es la población civil, los indefensos, los más pobres, vulnerables, los niños y los ancianos, y son los pueblos pobres los que ponen los muertos. Las guerras son un negocio de los que venden las armas. De los ricos, oligarcas del poder y del dinero. Y nuestras lucha es no a las guerras, en ninguna parte del mundo.
Sin la memoria de los campesinos no se puede escribir la historia de El Salvador. El equipo que trabajó en el documental “El pasado no es historia” habla a tres voces sobre la importancia de usar evidencia visual, testimonial y memorial para rescatar la memoria histórica de la guerra civil y dejar un legado de historia de resistencia. Articulo publicado en El Faro el 30 de noviembre de 2015.
En agosto y septiembre de 2014 Jenny Pearce, profesora de Política Latinoamericana en el Departamento de Estudios de la Paz de la Universidad de Bradford, Inglaterra, y el fotógrafo profesional Mike Goldwater regresaron a Chalatenango. Habían estado allí 30 años antes, en 1984, durante la guerra civil Salvadoreña. El viaje del 84 tenía como meta construir una historia oral del movimiento campesino de Chalatenango e investigar el papel de los campesinos en el proceso revolucionario. Mike tomó fotos y Jenny escribió un libro que se publicó en 1986: Tierra Prometida: Rebelión Campesina en Chalatenango El Salvador (London: Latin America Bureau). El libro nunca fue traducido. Fue una investigación que se podría llamar “extractiva”, escrita para audiencias internacionales.
Por eso Jenny, miembro del Comité del Museo de Memoria Sobrevivente de Arcatao, Chalatenango, empezó en su segundo viaje a trabajar con el Comité para organizar tres conversatorios con los campesinos sobre su historia de organización. Usaron las fotos de Mike Goldwater para construir conjuntamente la historia del movimiento campesino desde la década de los setenta hasta 1984, cuando Jenny llegó a Chalatenango para estudiar la construcción de poder popular local en medio de la guerra. En 2014 les acompañó el cineasta Richard Duffy para hacer un documental para el Museo. Hubo también muchos colaboradores salvadoreños, como Edgar Romero de la agencia Imágenes Libres, Patricia Tijerino como traductora, el también fotógrafo Rutilio Enamorado y muchos otros.
En julio de 2015 Jenny regresó una vez más a Chalatenango con el documental “El pasado no es historia”, que se mostró en Arcatao y Las Vueltas. Este artículo ofrece tres perspectivas para interpretar el significado del proceso. Primero, Jenny habla como historiadora y politóloga sobre cómo ella ve la importancia para el historiador de excavar la memoria junto con los sujetos de dicha memoria. Richard Duffy habla desde la perspectiva de un joven cineasta, interpretando visualmente una realidad compleja para el Museo y para audiencias que carecen de conocimiento sobre El Salvador, y sobre el impacto que la experiencia tuvo sobre su vida. Y finalmente, Rosa Rivera Rivera, fundadora del Museo de Memoria Sobreviviente, habla sobre la importancia del proceso desde la perspectiva de los campesinos.
1. La perspectiva académica de Jenny Pearce
¿Cómo se construye la historia y quiénes lo hacen? Es una pregunta clave para la historiadora. El pasado está presente no solamente en los documentos y artefactos, sino también en las memorias de los actores. Pero la memoria es problemática —demasiado subjetiva y selectiva, dicen muchos—. Sin embargo, sin los sujetos de memoria, la historiadora tiene demasiado poder de selección e interpretación de lo que importa en el pasado. Es muy común que la historiadora construya una narrativa demasiado lineal influenciada por su propia subjetividad y los tiempos en que escribe. Walter Benjamin, el destacado intelectual e historiador cultural, escribiendo en Alemania en el siglo pasado y en el dramático período histórico entre la primera y segunda guerra mundial, se refirió en su ensayo El Concepto de Historia a la historia como destellos que rápidamente se pierden si el historiador no actúa. Está pensando sobre todo en las resistencias y rupturas en la historia, los momentos en que los actores sociales y políticos tratan de transformar sus condiciones y que muy a menudo no logran las transformaciones, pero sí aportan a los procesos históricos. Frecuentemente, estas resistencias han sido recibidas con violencia y muerte. La historiadora tiene que excavar, dice, con los sujetos de memoria para rescatar esos destellos antes de que se pierdan para siempre.
Estas reflexiones de Benjamin me acompañaron cuando trabajamos con el Museo de Memoria Sobreviviente de Arcatao para celebrar conversatorios en Arcatao, Las Flores y Las Vueltas. Lo que hicimos fue excavar juntos las memorias de los campesinos que no tienen acceso a medios para recordar sus historias; muchos no pueden escribir o leer muy bien, pero tienen una capacidad intelectual y conceptual muy fuerte. Su historia es muy importante para que el país dé valor no solamente al sacrificio de sus vidas y las de sus seres queridos para transformar sus condiciones de vida, sino también a su aporte positivo a la vida política y social de El Salvador.
Para mí, lo que mejor refleja esto es la construcción de lo que se llamaron los Poderes Populares Locales, más o menos entre 1983 y 1985 en Chalatenango. Por medio de su participación en la autodefensa y autogobierno de sus comunidades, los campesinos descubrieron lo que llaman “un poder real”. El método de los conversatorios fue trabajar con evidencia tangible como las fotos y los testimonios orales que había recogido en 1984 y que se publicaron en inglés (un material que me influenció personalmente y que quería ver si seguía vigente en las memorias actuales), y la evidencia de las memorias que escudriñamos y trabajamos juntos. A este método le llamo “historiografía de resistencia”. Es un método historiográfico que triangula varios tipos de evidencia: visual, testimonial y memorial. Tratamos de rescatar momentos en la historia en que personas sin recursos económicos, académicos o políticos irrumpieron en la historia para decir que ya no aceptarían más la explotación y la miseria.
En julio de este año, cuando devolví el documental a estas comunidades, regalé una camiseta a Rosa Rivera, del Museo. La camiseta me la había regalado la Casa de la Memoria de Medellín, Colombia. Dice:
Todos Somos Memoria:
Mi Comunidad es Museo
La Diversidad es Museo
Mis Recuerdos son Museo
Mi Resistencia es Museo
Tierra es Museo
La Música es Museo
El Teatro es Museo
Mi Comunidad es Museo
La Diversidad es Museo
Mis Recuerdos son Museo
Mi Resistencia es Museo
Tierra es Museo
La Música es Museo
El Teatro es Museo
Le pregunté a Rosa, ¿cuál de estas frases expresa mejor para ti el proyecto del Museo en Arcatao? Me contestó: “Resistencia”. Resistir es mantenerse firme frente a la presión y represión. Es seguir soñando a pesar de la crueldad de la guerra. Una historiografía de resistencia es una forma de captar estos esfuerzos humanos, estos destellos, y de asegurar que la historia de un país refleja no solamente la historia de progreso, sino también esta historia de ruptura. Por medio de esta participación en lo público pueden surgir, por lo menos, aperturas democráticas, si no una democracia plena. El proceso de construcción de la historia desde las memorias de los campesinos asegura que las generaciones futuras comprendan que las ganancias en términos de libertad de expresión, de asociación y de elegir libremente al gobierno de un país han costado muchas vidas y también el esfuerzo intelectual-político de imaginar un mundo diferente.
Este documental, producido por Jenny Pearce, Mike Goldwater y yo, tenía dos objetivos principales. Primero, el proyecto quería hacer una contribución cinematográfica al trabajo de memoria histórica del Comité de Memoria Sobreviviente de Arcatao, de acuerdo con su meta de recoger testimonios orales y presentarlos de una manera accesible. Segundo, el proyecto buscaba documentar el propio movimiento de la memoria histórica y reflexionar sobre la importancia de tener un sentido compartido de la historia. El documental entonces se utilizaría como parte de la exposición en el Museo de Memoria de Arcatao, y para informar a una audiencia más amplia. Siempre estábamos interesados en encontrar a la gente que aparecía en las fotos que Mike había tomado hace 30 años y entrevistarles, haciendo así una conexión visual y narrativa con el pasado. Las entrevistas se llevaron a cabo de una forma que daría estructura al documental, proporcionaría una historia narrativa esquemática, enfocaría en los recuerdos más emotivos y abordaría temas clave de los talleres, como por ejemplo los Poderes Populares Locales, la diferencia entre guerra y revolución, y la importancia de la historia.
Una película puede tratar de presentar la perspectiva de sus sujetos tan fielmente como es posible pero, al fin y al cabo, filtra a través del gusto y el punto de vista del cineasta. Esta película es muy claramente una síntesis de las experiencias y perspectivas de los entrevistados con mi propio punto de vista externo, separado por el tiempo y la geografía. Es una plataforma para las voces que no se escuchan con frecuencia y tiene como objetivo reflexionar sobre los temas clave que surgieron de las entrevistas. Sin embargo, los temas se seleccionaron de acuerdo con la forma en que resonaban en el cineasta, que de alguna manera jugaba el papel de audiencia.
A mi parecer todas las películas deben esforzarse por llamar la atención de la audiencia y entretenerla, además de hacerla pensar. También creo en el estilo cinematográfico. Mike y yo queríamos que las imágenes fueran lo más bellas posible; cuando fue posible encontramos la manera de contar la historia de una manera visual. No contábamos con presupuesto para imágenes de archivo (porque ni siquiera teníamos un presupuesto) y por eso tuvimos que usar las imágenes fijas que Mike había sacado en 1984. Afortunadamente, estas son muy llamativas y evocadoras.
Este método tenía sentido estilístico. Se contrastaron las imágenes en blanco y negro con las secuencias de video que sacamos en el Chalatenango de hoy, haciendo un vínculo entre los dos períodos. El método encuentra además eco en la música que se usa en la película. Junto a las grabaciones de las canciones revolucionarias que hizo Jenny en 1984 usamos las grabaciones recientes que hicimos con Tomás Enrique, un cantante joven de talento excepcional cuyos padres revolucionarios le enseñaron a cantar las canciones políticas de la época. Yo creo que los motivos y la repetición pueden añadir a una película un sentido de coherencia y estilo, y eso informó mi decisión de organizar la película con capítulos presentados con fichas, citas y montajes, y estructurada entre dos hitos vitales, comenzando con la terrible historia de Aníbal, que recibió un balazo en el brazo cuando tenía seis años de edad, y luego cerrando con el mismo Aníbal cantando una canción de paz inspiradora.
La película es un medio ideal para los movimientos de memoria histórica porque llama la atención y es accesible y fácil de comprender. Espero que esta película pueda ayudar al Comité de Memoria Sobreviviente de Arcatao, aunque sea de forma modesta, en su misión de comunicación, recopilación de memorias y construcción de la historia.
3. La perspectiva campesina de Rosa Rivera Rivera
Es importante rescatar la historia porque las personas que la han vivido son cada día menos. Están muriendo por muchas enfermedades. El Comité de Memoria Sobreviviente de la villa de Arcatao tiene como objetivo rescatar la historia con el propósito de que se conozca la verdad desde las personas que la han vivido, para que se pueda dar a conocer a las personas que no han vivido la guerra la historia que ha sufrido el pueblo salvadoreño. Porque solo conociendo el pasado se puede luchar para que no se vuelva a repetir. Solo escribiendo la historia la podrán conocer las personas que no la han vivido y las nuevas generaciones. Si bien es cierto que no podemos regresar al pasado y borrar todo el dolor, el sufrimiento, y la pérdida de seres queridos que causó la guerra, sí podemos trabajar y luchar juntos y juntas para educarnos y trabajar por una paz y una vida más digna y por el valor del respeto a la vida. Porque el pueblo que olvida la historia seguramente la vuelve a repetir.
Por eso se trabaja en la construcción del museo, el libro, exhumaciones, y el santuario de los mártires donde descansarán los restos de los exhumados. Este reencuentro de los familiares con sus seres queridos sirve para una reparación moral así a las víctimas. Con estos esfuerzos estamos construyendo la historia desde el Comité de Memoria. Y con estos objetivos estaremos dando a conocer a las nuevas generaciones lo que pasó en nuestro país y lucharemos para que no se vuelva a repetir, porque quien sufre es la población civil, los indefensos, los más pobres, vulnerables, los niños y los ancianos, y son los pueblos pobres los que ponen los muertos. Las guerras son un negocio de los que venden las armas. De los ricos, oligarcas del poder y del dinero. Y nuestras lucha es no a las guerras, en ninguna parte del mundo.
El documental es uno de tantos sueños que tiene el Comité. Nos servirá para eventos educativos que organicemos como comité y trabajar con los jóvenes, para dar a conocer nuestra historia e ir concienciando a personas nacionales e internacionales. Y así poder conocer la historia de los sobrevivientes, porque hablar de la guerra es lo más duro y difícil. Con el esfuerzo que hace el Comité hemos logrado que muchas personas puedan hablar del sufrimiento en los años del conflicto armado y de lo difícil qu efue vivir sin comer, sin dormir, sin un techo, los doce años en los montes y quebradas. Las guerras son negocio de los más poderosos. Por eso es necesario que se conozca la verdad en nuestro país y en el mundo. Aunque las causas que originaron la guerra siempre están, no han sido resueltas, el pueblo sigue organizando y sigue luchando para lograr cambios.
Con el documental estamos construyendo la historia desde la memoria, para que se conozca la fuerza, valentía de organización y lucha por los cambios sociales en nuestro país, y así tener una vida más digna y justa. No podemos olvidar los hechos del pasado porque el pueblo que olvida su historia condenado está a volverla a repetir. Nosotros como Comité no queremos que en ningún lugar del mundo haya guerras porque solo traen destrucción, contaminación del medio ambiente y muerte. Por eso decimos ¡sí a la vida, no a la guerra!