8/12/13

Guanacos somos, una aproximación a la salvadoreñidad

"Guanacos somos, una aproximación a la salvadoreñidad" es un interesante recopilatorio de un conjunto de fiestas, tradiciones, leyendas, recetas y fiestas patronales en El Salvador coordinado por Julío Martinez y con el trabajo recopilatorio de más de cincuenta alumnos...  Lo podeís consultar en este enlace y de momento os recomendamos leer uno de sus cuentos, la Leyenda del justo juez de la noche :

"Esta no es una historia es algo que me sucedió realmente a mí (Víctor Sánchez, uno de los entrevistados en el libro), fue en los años 50, yo tenía solo 20 años de edad y ese día, fui a un baile en el pueblo deSan Vicente, la distancia entre el pueblo y el cantón donde vivía, era de 5 kilómetros aproximadamente, tenía que pasar por cafetales, veredas y varios caminos que se cortaban entre sí, solo alguien del lugar como yo, no podría perderse en la noche.

Ese día del baile me fui con varios amigos y amigas nos fuimos como las cuatro de la tarde para llegar temprano, el baile comenzaba a las siete de la noche y terminaba antes de las doce, pero como quería irme a divertir no me importaba como haría para venirme de regreso.

Ya cuando comenzó el baile estuvo estupendo la música de la orquesta estuvo contagiosa y saque muchas chicas del pueblo a bailar y estuve departiendo unos vasitos de chicha, no muchos para no perder el control.

Los conocidos y amigos uno a uno se fueron yendo antes de que terminara el baile, yo me quedé hasta que terminó el baile y llego la hora de irme, bueno emprendí camino yo solo de regreso a casa y comencé a caminar en la oscuridad de la noche había una luna preciosa con un cielos completamente estrellado, bueno yo comencé a tener un poco de miedo, ya que se movían los arboles yo dije: “Han de ser los animales que duermen en estos árboles”, dije para mí mismo.

Se me había olvidado que mi única amiga era una lámpara que me alumbraba donde mis ojos no alcanzaban a ver, llegue hasta la orilla de un rio que tenía que pasar por suerte este era pachito y no me llegaba mas allá de la rodilla, me disponía a pasar y cual creen que fue mi sorpresa; un caballo negro como la noche misma, con un hombre delgado vestido de negro pero sin cabeza en lugar de esta salía una columna de humo y con el reflejo de la luna parecía que sus ojos brillaban yo me llene de espanto y él me dijo con una voz grave:

¿Qué haces tú a estas horas de la noche, que no sabes que la noche mepertenece a mi yo soy el único dueño de la noche?

Se me pararon todos los pelos del cuerpo y se me puso la carne de gallina, no le puede contestar nada y como pude pegue una gran carrera hasta llegar a casa, y no lo van a creer pero pase tres días con calentura, cuando ya me había recuperado de aquella experiencia que tuve esa noche y le comente a mi papá, me dijo:

Hijo te encontraste con el Justo Juez de la Noche que es el que cuida los caminos rurales y que castiga a las personas que andan haciendo mal, como los borrachos, mujeriegos, ladrones y todo tipo de personas que no deberían andar en la noche, me dijo mi padre que a estos le pega una gran reprimenda.

Créanme que desde ese día yo no volví a casa solo, si me tocaba regresar siempre me hacia acompañar de alguien más, además mi papá me dijo que si yo hubiera andado haciendo algo malo este me hubiera dado una gran reprimenda. Esta es una de las muchas leyendas de nuestro pueblo como lo son la Siguanaba, el Cipitío, la carreta chillona y otras tantas, solo que esta yo la pase en carne propia y como dicen ver para creer y yo lo viví".

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