28/8/11

"La fiesta" de Eduardo Galeano



Estaba suave el sol, el aire limpio y el cielo sin nubes. Hundida en la arena, humeaba la olla de barro. En el camino de la mar a la boca, los camarones pasaban por las manos de Zé Fernando, maestro de ceremonias, que los bañaba en agua bendita y sal y cebollas y ajo.

Había buen vino. Sentados en rueda, los amigos compartíamos el vino y los camarones y la mar que se abría, libre y luminosa, a nuestros pies.

Mientras ocurría, esa alegría estaba siendo ya recordada por la memoria y soñada por el sueño. Ella no iba a terminarse nunca, y nosotros tampoco, porque somos todos mortales hasta el primer beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa.

Relato "La fiesta" de "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano

22/8/11

Una mirada a la situació dels Drets Humans a l’Amèrica Central

"La violència juvenil continua sent l’instrument de l’Estat utilitzat com a “boc expiatori” per justificar la seva ineficàcia i ocultar els greus problemes de seguretat que l’Estat no pot resoldre i que promou la desigualtat.

Continua sent preocupant la situació actual dels drets civils i polítics com la vida, la llibertat, la integritat, el dret a l’associació i a la lliure expressió. Malgrat que aquests drets són tutelats en les constitucions dels països d’Amèrica Central, de forma sistemàtica, no es respecten.

Aquesta situació empitjora amb l’accentuació de tendències estatals cap a la militarització de la seguretat ciutadana i les restriccions desproporcionades de les llibertats civils com a mecanismes per contrarestar la violència ciutadana i la denominada lluita contra el terrorisme. Especial èmfasi té l’avaluació del desenvolupament actual de les institucions militars i policials a la regió.

S’afirma que les maras i pandilles són un greu perill per a la seguretat ciutadana. A diferència de Nicaragua, els governs d’Hondures, Guatemala i El Salvador apliquen polítiques inadequades, tals com el “Plan Mano Dura”, batudes indiscriminades, increment de detencions, augment d’agents de policia, restricció de llibertats, drets i garanties, entre d’altres.

En opinió del CENIDH, la violència juvenil respon a la crisi socioeconòmica i la falta d’oportunitats, d’igual forma és conseqüència de l’abandó i irresponsabilitat paterna i materna"

Es pot llegir tot el tex en el quadern a Una mirada a la situació dels Drets Humans a l’Amèrica Central de la col·lecció Postals des d'Amèrica Central en el marc del projecte Mirades Solidàries cap a Amèrica Central i el Carib del que forma part Huacal.

15/8/11

"Se me cayó la casa" de Carlos Ernesto Garcia



Primero fue la sacudida
y el rugido de la tierra
Era como si debajo de mis pies
corrieran al galope los demonios
subidos sobre grandes serpientes
Después fue el griterío
la ladradera de perros
hasta imponerse el silencio.
Corría cuesta abajo
entre una nube de polvo
y un abanico de desgracias
La farmacia
la escuela
el mercado
la iglesia
estaban en el suelo
La casa del sastre
la del peluquero
la del dentista
la del panadero
la de mi comadre Lupe
eran una explanada de tierra
y una tormenta de lamentos
No había adonde preguntar
pues las gentes andaban locas
gritando nombres
A lo lejos
una bandera ondeaba
sobre el único edificio en pie:
el de la comandancia del pueblo.

Poema de Carlos Ernesto García presentado con este texto "Lo que me contó un campesino de San Agustín, donde los terremotos del 2001 en El Salvador, destruyeron miles de viviendas."

8/8/11

"La frontera del arte" de Eduardo Galeano

Fue la batalla más larga de cuantas se pelearon en Tuscatlán o en cualquier otra región de El Salvador. Empezó a la medianoche, cuando las primeras granadas cayeron sobre la loma, y duró toda la noche y hasta la tarde del día siguiente. Los militares decían que Cinquera era inexpugnable. Cuatro veces la habían asaltado los guerrilleros, y cuatro veces habían fracasado. La quinta vez, cuando se alzó la bandera blanca en el mástil de la comandancia, los tiros al aire empezaron los festejos.

Julio Ama, que peleaba y fotografiaba la guerra, andaba caminando por las calles. Llevaba su fusil en la mano y la cámara, también cargada y lista para disparar, colgada del cuello. Andaba Julio por las calles, polvorientas, en busca de los hermanos gemelos. Esos gemelos eran los únicos sobrevivientes de una aldea exterminada por el ejército. Tenían dieciséis años. Les gustaba combatir junto a Julio: y en las entreguerras, él les enseñaba a leer y a fotografiar. En el torbellino de esa batalla, Julio había perdido a los gemelos,

Caminó a través del parque. En la esquina de la iglesia, se metió en un callejón. Y entonces, por fin, los encontró. Uno de los gemelos estaba sentado en el suelo, de espaldas contra un muro. Sobre sus rodillas, yacía el otro, bañado en sangre; y a los pies, en cruz, estaban los dos fusiles.

Julio se acercó, quizá dijo algo. El gemelo que vivía no dijo nada, ni se movió: estaba allí, pero no estaba. Sus ojos, que no pestañaban, miraban sin ver, perdidos en alguna parte, en ninguna parte: y en esa cara sin lágrimas estaba toda la guerra y estaba todo el dolor.

Julio dejó su fusil en el suelo y empuñó la cámara. Corrió la película, calculó en un santiamén la luz y la distancia y puso en foco la imagen. Los hermanos estaban en el centro del visor, inmóviles, perfectamente recortados contra el muro recién mordido por las balas.

Julio iba a tomar la foto de su vida, pero el dedo no quiso. Julio lo intentó, volvió a intentarlo, y el dedo no quiso. Entonces, bajó la cámara, sin apretar el disparador, y se retiró en silencio.

La cámara, una Minolta, murió en otra batalla, ahogada en lluvia, un año después.

Relato "La frontera del arte" de "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano
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