Dice nuestra historia que hace mucho tiempo, en la antigüedad, periodo de nuestros ancestros...
Nació en Tangolona (un distrito Lenca muy antiguo, hoy solo sobrevive el nombre en una area muy pequeña en San Miguel, llamda hacienda Tangolona) un niño dotado de grandes poderes. El niño era muy sabio y hacia milagros,
pero desafortunadamente, el niño había nacido con defectos en su cuerpo, se decía que el pequeño había nacido con varias piernas, por lo que sus padres lo mantuvieron en su casa y sin permiso de salir afuera y jugar con otros niños de la comunidad.
Una vez, el niño se enfermo de muerte y al momento antes de morir, la Luna le preguntó que si
quería un último deseo. El niño le dijo a la Luna que siempre había deseado ver el mar y que si ella se lo permitía, el quería entrar al mar antes de morir. La Luna le concedió el deseo y le convirtió en un pulpo.
Desde entonces, Tangaloa vivió en el mar y su morada fue Jawairoa (hoy Jiquilisco, departamento de Usulutan).
Este guardián del mar trabaja en conjunto con Ti Tanawass (la deidad de las aguas del mar y los bosques salados que en lengua
taulepa se llaman Niangas) para mantener las olas en su límite y mantener los animales marinos bajo protección. Ellos también asisten a los navegantes en alta mar. Por esta razón los Lencas no consumen pulpos en su dieta...
Esta leyenda la hemos encontrado en Actitud Lenca Pipil y más. Y coincide en algunos aspectos con Tangaloa (o Tangaroa) un dios marino en la mitología de las islas polinésicas de diferente características y acciones dependiendo de su lugar en la isla de origen.
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